
Desde que la Ministra de Sanidad, Trinidad Jimenez, anunció que la llamada píldora del día después o píldora postcoital se dispensaría sin receta médica en las farmacias a mujeres de cualquier edad, he leído y escuchado multitud de críticas a esta decisión, basadas, fundamentalmente, en los supuestos gravísimos efectos secundarios que provoca su ingesta. Me han llamado especialmente la atención afirmaciones como las siguientes:
