El franquista derecho del despido indemnizado

Zapatero, que abrió la Biblia por vez primera cuando iba a ver al Papa, ya va por el Génesis, 34, donde dice que no podemos vender nuestra libertad por un plato de lentejas. El contrato fijo con despido indemnizado es el último plato de lentejas del franquismo, cuya liquidación viene exigida por la ley de la memoria histórica. El derribo de la estatua ecuestre de Franco en los Nuevos Ministerios no fue sino el ensayo de la batalla por el despido, al fin, libre.

—Con los parados que hemos aportado a la causa del socialismo, los trabajadores que queden deben de ser cuatro franquistas. Decretemos el despido libre, que es el único derecho que nos falta, y si los franquistas se ponen farrucos, los ahogamos con las vuvuzelas de La Roja —se dijo Zapatero, que aún se guarda la carta de la Pajín por la Salgado para fregar hasta el último empleo en España.

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